domingo, 19 de octubre de 2014

Cien años


Había mañanas en las que bien podría haber tenido cien años que no habría hecho ninguna diferencia...


Esta mañana me he levantado teniendo cien años. No. Cuando uno, pues con cien años ya no tienen cabida los géneros, siente que tiene cien años, no experimenta ningún tipo de vacío, ni de derrota o de hundimiento. Cuando me levanto teniendo cien años, sólo siento esa resignación que se sabe a punto de tornarse rebeldía de cuando no me queden más años que cumplir. Cuando uno tiene cien años, ha visto todo lo que se puede ver después de cien años, y sabe desde hace tiempo que en el fondo nunca importaron ni los ridículos llantos histéricos ni los sueños imposibles. Sólo cabía cumplir con lo pactado. No. Con cien años, ya únicamente cabe la calma matizada por una ligera sonrisa de ironía malinterpretada que no es más que una sonrisa por saber antes que nadie, por tener en el fondo esa certeza.



Feliz domingo a todos, 

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