martes, 30 de julio de 2013

La noche en la que mi blog fue eliminado.

Si lo mejor del caso es que a las 10 de la noche la cosa iba bien. No entiendo entonces cómo se pudo liar la que se lió después.

Faltaban minutos para las doce.  Me conecto a Vodafone a ver si por fin la conexión me deja hacer algo. Me meto en el gmail a ver mis correos. Imposible acceder a gmail. Me comunican que han desactivado la cuenta por notar un tráfico inusual. Por más cuentas que me hayan desactivado en mi vida es algo a lo que no me acostumbraré nunca. Es como si te atacaran directamente y por la espalda. Duele. Físicamente. Un puñetazo el estómago. En serio. Bueno, tal vez exagere un poco. Pero no es agradable. Me piden un número de teléfono al que mandarán un código y a las casi doce de la noche, en tierra ajena y sin un acceso serio a la red, refiérome a mi querido y añorado portátil y mi conexión wifi movistar, cuando sólo se tiene como único instrumento un móvil y un tráfico de datos lamentable no quedan muchas opciones de jugada. Así que lo hago, recibo el mensaje, entro el número mágico y por fin consigo meterme. Me meto en el blogger a ver mis bebecitos y horror!!! Descubro que hay algo peor que una cuenta desactivada. En el escritorio no aparece más que un blog abandonado hace tiempo, pero ni rastro de mi blog, MI BLOG, el Blog de Rosita!! Y siento otro puñetazo en el estómago. Porque pienso en las  entradas desaparecidas para siempre, en que me sería imposible recuperar ninguna de ellas y me cuesta creer que podré superar algo así. Empiezo a indagar desesperadamente, paso de la hora, de los demás que me ven trajinar el móvil sin entender nada, de mis obligaciones como madre, esposa y nuera, desde el wiko me van indicando cómo tengo que encontrar la opción de los blogs eliminados, y sin saber muy bien cómo, de pronto van apareciendo uno por uno. 

Son las doce y algo. Me acuesto. Necesito recuperarme del mal trago por el que he pasado. Sólo quiero dormir.

Me levanto a las 10. Por fin un día en el que me levanto a una hora decente. Enciendo el wiko a ver si queda algo por arreglar de la noche. No sé a qué le doy intentando hacer limpieza que de pronto no tengo acceso ni al blogger, ni al gmail ni al playstore, creo que me va a dar algo otra vez. Pero delante de dos abuelos y tres niñas cualquiera se pone a jurar en arameo mientras están hablando de playitas, desayunitos, lechecitas y paseítos con sus dulces vocecitas. Así que me las piro. A Garrucha. A por una conexión seria. A ver quién se ha metido. Intento controlarme en la carretera. No es plan de matarse antes de arreglar el estropicio. Hola papá, hola mamá, me acabo de cargar el móvil y todavía me queda un mes de playa, a ver cómo lo véis. Me meto en el ordenador. Controlo las entradas al gmail. Un hijoputa de Chile, otro de México y otro de Arabia Saudí. Dudo que sea la misma persona, pero me imagino que procede todo del mismo aparato. No reventaras y que yo lo viera. Cómo echo de menos tener aquí a mi hermano o a Juanfran que seguro que me lo arreglarían en cuestión de segundos. 

El caso es que lo he logrado, si a alguien le pasara lo mismo que contacte conmigo que yo le explicaré cómo darle a un millón de teclas en un orden aleatorio hasta que de pronto se restablece la calma no se sabe muy bien cómo y me ha entrado tal relajo en el cuerpo que tardaré todo el mes de agosto en espabilarme.

En conclusión, mi wiko, mi blog y yo estamos bien. Gracias.


PD: Como nota chachi de color, ahora soy seguidora de mi propio blog, no sé muy bien cómo, y claro, ahora no me atrevo a quitarme no vaya a ser que todo vuelva a desaparecer. Así que me seguiré a mí misma. Qué le vamos a hacer!!!





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